VERÓNICA V. GONZÁLEZ Y ARNOLDO PIÑÓN
En abril de 2009, cuando José Luis Rodríguez Camacho fue postulado
candidato a la dirigencia del Sindicato Nacional de Trabajadores del ISSSTE,
Marco Antonio Silva Hermosillo declinó públicamente su pretensión de buscar el
liderazgo. En realidad nunca tuvo posibilidades de obtener la postulación.
Silva Hermosillo era, entonces, líder moral de la sección del
SNTISSSTE en Tamaulipas, posición que mantuvo durante años. Sólo dos meses más
tarde y pese a las marrullerías -como aumentar artificialmente el número de
trabajadores para tener dos delegados más al congreso y sacar a sus
simpatizantes para que no hubiese quórum-, su candidato a la secretaría
general, fue derrotado por Carlos Fernando Hernández Gómez.
No obstante la pérdida del poder, la hija del ex líder moral
seccional, Gloria Marlene Silva Gallardo goza no sólo de comisión sindical,
sino que ocupa una plaza de médico especialista A adscrita a la clínica
hospital Matamoros con un salario mensual de 14,816 pesos. El problema es que
ella no es médico y según quienes la conocen, ni siquiera vive en el país. El
privilegio de no tener la necesidad de presentarse a laborar, le fue concedido
por Rodríguez Camacho, quien firma las solicitudes de comisiones sindicales.
El actual dirigente de 70 mil trabajadores de base del ISSSTE, se
ha perdido en la frivolidad y la mediocridad. En uno de los últimos plenos del
comité ejecutivo sindical, informó que conjuntamente con el secretario general
de la sección del Centro Médico Nacional “20 de Noviembre”, Francisco González
Esquivel, había tenido una reunión con el director, doctor Rafael Navarro. Sólo
que el dirigente seccional lo desmintió: él no lo acompañó.
La ausencia de liderazgo, se ha traducido en que a más de dos años
que Rodríguez Camacho concluya su gestión, por lo menos tres precandidatos:
Luis Miguel Victoria Ranfla, Marisol Galindo y Blanca Pérez Viramontes, han
externado públicamente su intención de alcanzar la dirigencia. La división es
un riesgo latente.
Sólo que el dirigente alienta un movimiento que considera
conveniente ampliar la actual gestión sindical dos años más, es decir que en
lugar de concluir en mayo de 2013, lo haga hasta mayo de 2015, además que los
secretarios generales seccionales accedan al congreso nacional electivo de
manera automática, esto es así pierdan las elecciones respectivas.
Los principales promotores de esas propuestas son los dirigentes
seccionales del Hospital Tacuba y de Querétaro, Teresa López y Guillermo Uribe.
Según esto, su pretensión es darle la vuelta a una casi segura derrota, debido
a que en el caso del segundo le dedica más tiempo a sus pláticas sobre obesidad
y su trabajo en la Secretaría de Salud, que atender su actividad sindical.
Olvidan que en ese sindicato hay antecedentes de intentos
fracasados por ampliar la gestión. La primera fue Concepción Castañeda, quien
en 2005 argumentaba que el dirigente de la central burocrática la FSTSE, Joel
Ayala Almeida, la presionaba; y la última ocurrió en 2009, con Ricardo Pontigo.
Ambos tenían un liderazgo real, no como ocurre en la actualidad, donde
Rodríguez Camacho quizá cansado por la edad -72 años- no muestra interés en
alcanzar mejoras de las deterioradas condiciones de vida de sus representados.
Durante el consejo de mitad de gestión, el cual se realizará los
días 12, 13 y 14 de mayo, en la Ciudad de México, los promotores de esas
propuestas buscarán ganar adhesiones. Sólo que se requeriría de un congreso
extraordinario para aprobar una eventual reforma del estatuto, a lo que
seguramente se opondrían, entre otros, quienes aspiran a la dirigencia y los ex
secretarios generales.
Rodríguez Camacho ordenó que en la convocatoria respectiva no
fueran incluidos temas que tienen un interés especial para los trabajadores,
como escalafón, bolsa de trabajo y los reglamentos. Lo hizo con la intención de
no abanderar justas y legítimas demandas porque son desgastantes políticamente,
pese al reclamo de Olimpia Micaela Ríos Zapata, secretaria de bolsa de trabajo
en los estados, durante el pleno del comité ejecutivo nacional, efectuado el
miércoles 23 de marzo.
Es tradición en ese sindicato que el consejo se realice en alguna
parte del interior del país, aún cuando el estatuto establece que su sede debe
ser la Ciudad de México.
Aparentemente en un plan de austeridad, sólo los 48 secretarios
generales seccionales serán hospedado en el hotel sede, frente al centro
comercial Perisur. Los integrantes del comité ejecutivo nacional no fueron
incluidos. Aún así, el tesorero Alberto Noé Berúmen, se lamentó que a él le
cuesta más caro que el evento sea en la capital del país, como si el dinero
fuese suyo y no de las cuotas de los trabajadores.
El debilitamiento del sindicato provocada por la actitud apática
de su presidente, ha llevado a que autoridades menores del instituto ni
siquiera respeten a los dirigentes.
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